Me remonto a tiempos antiguos, cuando empecé a ir al colegio/convento de Las Claras (donde estudió mi madre) con 3 años, cuando en esa época no era lo habitual.
Yo era la más joven de todas las niñas y también la más mimada dado que las Hermanas conocían a toda mi familia. Ellas me enseñaron lo básico con las cartillas, a leer y a escribir o dibujar y contar un poco. Era muy divertido. Además de que todo lo que asimilé me permitió llegar al colegio con un nivel bástante alto.
A los 6 años empecé a ir al colegio para iniciar mis estudios primarios. Allí estábamos niñas de diferentes niveles escolares, pero nuestra maestra, Dña. Teresa, atendía a todas mandando tareas a cada una según su nivel (la famosa 'atención a la diversidad' tan novedosa hoy día). Las mayores preguntaban el catecismo y la lección a las más pequeñas; aprendíamos la tabla de multiplicar cantando todas a coro, ella ponía sumas, restas, multiplicaciones, divisiones, fracciones, problemas de matemáticas… en la pizarra que, una vez hechos, corregíamos bajo su mirada atenta. Todo ello con un solo libro La enciclopedia en la que aprendíamos: Historia de España, Historia Sagrada, los Evangelios, Lengua Española, Aritmética, Geometría, Geografía, Ciencias de la Naturaleza, Formación Familiar y Social, Higiene, Lecciones Conmemorativas, Conmemoraciones escolares y Formación Política. Nosotras teníamos cuadernos de ejercicios y de trabajo para cada asignatura que aparecía en la enciclopedia.
Otras dos cuestiones muy importantes eran: las normas de educación y el respeto por un lado, y la higiene por otro. En cuanto a la primera, si alguna no
las cumplía era castigada a copiar 50 ó 100 veces en casa aquello en lo que había fallado, según la importancia. Con respecto a la higiene, nada más entrar, nos poníamos en fila y Dña. Teresa revisaba pelo, manos, uñas…si alguna no cumplía los requisitos esenciales de aseo, la mandaba a casa y volvía después impecable.
A Dña. Teresa le daba tiempo a todo, y era mucho como habéis leído, no estaba estresada y siempre estaba contenta, salvo cuando se enfadaba. Le encantaba su profesión, ser Maestra, se notaba porque irradiaba tranquilidad y por eso la clase era tan relajada.
Hicimos una prueba de ingreso para el Bachillerato Elemental, para saber si teníamos el nivel adecuado y obtener el certificado de estudios primarios.
Con 10 años comenzó mi tercera etapa educativa en el colegio Dominicas de La Anunciata en Albacete: siete cursos de Bachillerato, divididos en Bachillerato elemental y superior más C.O.U (Curso de Orientación Universitaria).
En el Bachillerato elemental, nuestro horario era de mañana y tarde. Las asignaturas troncales las impartían como mínimo 4 días por semana y a los 14 años, pasábamos al Bachillerato superior en el que podíamos elegir Ciencias o Letras:
Comparándolo con el plan de estudios actual de la LOGSE, veo demasiadas vías y asignaturas innecesarias que reducen horas a las troncales. Pongo sólo algunos ejemplos:
Creo que esto desorienta a los alumnos cuando tienen que decidir lo que quieren estudiar, si a esto añadimos la cantidad de materias superfluas, según mi opinión, el avance en educación ha sido nulo.
Su cultura general (Geografía, Historia, Literatura española e internacional) es muy inferior a la de generaciones anteriores. Su ortografía y vocabulario es muy limitado. Vivimos en el mundo de la tecnología, que es fantástico, y es en el ámbito donde ha habido más avances, pero no por ello hay que subestimar lo que antes se denominaba “letras”. El lenguaje, la forma de expresarse tanto de forma oral como en la escritura, un vocabulario que no se limite a siglas y a expresiones de moda: tenemos la suerte de tener un idioma de cuya riqueza no sacan partido.
Resumiendo, sin olvidar las Ciencias se debería fomentar mucho más la lectura de nuestros Clásicos y escritores verdaderos (actualmente cualquiera que publica algo es escritor) para ampliar vocabulario, expresarse correctamente, evitar errores ortográficos: al fin y al cabo nos comunicamos por las palabras; a mayor riqueza de expresión, mayor riqueza de ideas. Y combinado con un buen conocimiento de Ciencias el resultado sería una personalidad rica y creativa, menos permeable a las modas. más libre.
Otra labor fundamental que no debemos olvidar son las normas de educación que no han cambiado, pero muchos las han olvidado, estas implican el respeto a los demás en su más amplio significado.
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