11/9/14

José Manuel Hermo Barreiro “Patelo” y sus motores en miniatura

José Manuel Hermo       Motor V12       Taller  
No soy aficionada a la mecánica; sin embargo, cuando vi el vídeo de José Manuel Hermo Barreiro al que todo el mundo llama cariñosamente “Patelo”, en el que expresaba la pasión que siente al construir réplicas de motores en miniatura, quedé impresionada.

Nació en la localidad coruñesa de Noia en el año 1940 y , con apenas un año de edad, se trasladó con su familia a Cádiz, donde tenía la base el barco de pesca en el que faenaba su padre.

Estudió Formación Profesional y empezó a trabajar en un taller a los dieciséis años en el que estuvo hasta cumplir los veintidós. Allí fabricó sus dos primeros motores. Después estuvo doce años embarcado hasta que fue nombrado inspector de máquinas en Las Palmas, cargo que ocupó durante treinta años.

Cuando tenía veintitrés años fabricó un motor para ayudar a su primo que tuvo un accidente en el mar y perdió una pierna: “Entonces se compró un barquito de remos y salía cada día con él. El pobre llegaba agotado. Así que le fabriqué un motor para su barco, que estuvo funcionando durante veintidós años”.

Os transcribo sus declaraciones:

La mecánica es para mí una vocación; de hecho, si volviera a nacer, volvería a ser mecánico”

“Son piezas diseñadas para recorrer institutos y escuelas náuticas. Funcionan con aire comprimido y con solo dos décimas de presión, de forma que no contaminan aunque se pongan en funcionamiento en lugares cerrados”.

Llevo trabajadas unas 15.000 horas y he fabricado diez motores. Cuando los ven los ingenieros navales alucinan, no lo creen. Me preguntan si tengo maquinaria de precisión, pero sólo tengo un torno que tiene 80 años, y el resto es a base de limar”.

“Yo lo hago todo a mano. Excepto los tornillos, todas las demás piezas las fabrico yo una a una. Quiero tomarme las horas que haga falta para que todo sea artesanal”.

“Poco antes de jubilarme encontré un torno viejo, medio oxidado, y pensé: ya sé lo que voy a hacer cuando me jubile”.

Recogió el torno, lo restauró y comenzó a fabricar sus pequeños motores. Ya lleva una docena, y de todos recuerda el número de piezas exacto y las horas que tardó en construirlos.

Entre su colección, destaca el que sea probablemente el motor V12 más pequeño del mundo. Fabricó él mismo las diferentes piezas que lo conforman (salvo los tornillos) a base de paciencia, tiempo y mucho trabajo en el torno. El motor cuenta con 261 piezas y 222 tornillos. Se trata de un motor naval construido en acero inoxidable, aluminio y bronce. Funciona con aire comprimido para no contaminar y poder ser expuesto en un aula o un museo. Tiene una cilindrada de 12 centímetros cúbicos, el diámetro de los cilindros es de 11,3 mm y la carrera de los pistones es de 10 mm.

Dedica su trabajo a todos los amantes de la mecánica, a los colegios de ingenieros y sobre todo a los estudiantes de Formación Profesional para “motivar a los chavales que están estudiando” defendiendo su profesión como una muy buena salida laboral.

A pesar de que los años no se detienen, “Patelo” sigue trabajando a diario en sus motores: “Antes dedicaba unas diez horas, pero ya tengo setenta y tres años y aguanto menos. Ahora dedico unas cuatro o cinco horas diarias”.

Su gran ilusión es montar la sala de máquinas completa de un transatlántico, con sus cuatro motores. Un proyecto que le llevaría unos 6 años de trabajo y no querría dejarlo sin terminar.

Pasión, minuciosidad, profesionalidad y sencillez definen a “Patelo". Deseo que puedas cumplir tu sueño.

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