1/11/12

Friedrich Fröbel ¿A quién compite la educación?

I  II  III  IV
Esta entrada surgió mientras reflexionaba sobre la educación actual en su concepto global: principios morales, normas de convivencia y conocimientos que se intentan inculcar a los niños y adolescentes.

Los maestros y profesores tienen como labor: “Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos” (RAE); sin embargo: “Enseñar los buenos usos de urbanidad y cortesía” (RAE) es tarea indiscutible de los padres además de ayudar a nuestros hijos en lo encomendado por el colegio, si lo necesitan.

Creo que hay una confusión entre los deberes de los docentes, quienes también deben ser los educadores. Pueden hacerlo, pero sin la base de la familia, su trabajo será efímero e inútil.
Aunque los conocimientos hayan experimentado un cambio, la base de la educación sigue siendo la que Friedrich Wilhelm August Fröbel promulgaba en su obra Die Menschenerziehung (La educación del hombre) publicada en 1826.

“La sabiduría es el punto culminante hacia el cual deben dirigirse todos los esfuerzos del hombre: es la cúspide más elevada de su destino. La doble acción de la sabiduría consiste para el hombre en educarse a sí mismo, y en educar a los demás con conciencia, libertad y espontaneidad. Sólo por la sabiduría se obtiene la satisfacción legítima de las necesidades externas e internas; sólo por ella se logra la felicidad.

Las futuras relaciones del niño con su familia, con la sociedad y con la humanidad, las que tendrá con la naturaleza y con Dios, serán el simple resultado de la manera con que sus disposiciones hayan sido dirigidas desde su infancia.

En medio de la familia es donde los adolescentes de uno y otro sexo estimulan simultáneamente su actividad corporal y sus sentimientos. El niño de esta edad mira todas las cosas a través del prisma de la familia, que es para él el espejo de la vida.

La inclinación a la actividad, el deseo de manifestar en actos la virtualidad íntima, se despierta en el hombre sin que él lo sepa; pero toda oposición u obstáculo a tales aspiraciones tiende a sofocarlas y aun a aniquilarlas. Los niños no se engañan y, al perseverar en querer utilizar sus fuerzas y el poder de su actividad desdeñada, luchan instintivamente por su porvenir y por el desarrollo de su vida. Fortificad, pues, desarrollad en ellos esta disposición.

Es indiscutible que si vemos hoy tan poca piedad filial, tan poca benevolencia general, tan poca fraternidad y religión; y, en cambio, tanto egoísmo, tanta malevolencia y rudeza de carácter en el joven; esto se debe a la incuria de los padres, quienes no despiertan y cultivan desde el principio el sentimiento de comunión entre ellos y sus hijos.

Padre, Profesor, no aleguéis vuestra ignorancia en tal o cual cosa, vuestra completa ignorancia de vosotros mismos. No se trata de comunicar conocimientos adquiridos a vuestros hijos o a vuestros alumnos, sino de adquirir nuevos conocimientos. Observaréis y haréis observar; y la observación os conducirá, a vuestros alumnos y a vosotros mismos, al conocimiento de lo que ignoréis”.

Friedrich Fröbel nació el 21 de octubre de 1782 en Oberweissbach. Tuvo una infancia solitaria, su madre falleció cuanto tenía seis meses y nunca tuvo el apoyo de su padre.

Autodidacta, pero convencido de la necesidad de transmitir lo que él no había experimentado, es conocido, sobre todo, por su teoría del juego en la pedagogía escolar y por la invención de sus materiales lúdicos denominados “dones”: seis bolas de lana con los colores del espectro; un conjunto de esferas; cubos de madera y un cilindro; y un cubo constituido por ocho cubitos con finalidad autodidáctica.

Como explica en Die Menschenerziehung:

"El juego es el testimonio de la inteligencia del hombre durante la niñez. Origina el gozo, la libertad, la satisfacción, la paz consigo mismo y con los demás, la paz con el mundo: el juego es, en fin, el origen de los mayores bienes. No debe ser mirado el juego como cosa frívola sino como cosa profundamente significativa: sea, pues el juego objeto de la minuciosa intervención de los padres.

De esos juegos comenzados y concluidos con sagacidad, reflexión y sentimiento, es lícito deducir que los niños a quienes acabamos de ver entregados a ellos, son a esta hora alumnos estudiosos, concienzudos, honrados, aptos ya para muchos trabajos, y que serán un día hombres de corazón y de inteligencia, útiles a su familia y a la humanidad".

Coincido absolutamente con él y creo que sus teorías deberían ser practicadas por muchas más personas.

Os dejo esta preciosa canción: Father and Son,  (Padre e Hijo) de Cat Stevens. Como dice el refrán: "Cada uno recoge lo que siembra".
Espero que os guste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Arriba