24/1/15

Jackie Branfield y su Bobbi Bear: la voz de los niños maltratados

Jackie Branfield   Bobbi Bear   Operación Bobbi Bear   Niña con su Bobbi Bear
Jackie Branfield es la fundadora de la Operación Bobbi Bear: una organización sin ánimo de lucro con sede en de Sudáfrica, que trabaja en favor de los niños víctimas de abuso sexual y maltrato.

Todo comenzó en el año 1992 cuando Jackie recibió la llamada telefónica de una madre desesperada que había informado a la policía local de que su hija había sido violada. La madre le dijo que no había nada que la policía pudiera hacer por ella, porque sus continuas quejas fueron ignoradas. Jackie se unió a la madre en la comisaría y exigió ver el expediente de las declaraciones de la víctima: "Fue violada" era lo único que aparecía. Cuando Jackie preguntó al oficial por la supuesta declaración hecha por la niña de cuatro años de edad, le respondió que en realidad la niña no hizo una declaración ya que no podía hablar.

Era evidente que la comunicación entre un niño maltratado y un oficial de policía puede determinar esencialmente la medida en que se haga justicia.

Nadie mejor que Jackie para explicaros sus inquietudes y su meta:

"Nuestro mejor aliado en la lucha es el osito de peluche que da nombre a la organización, y que ya ejerce de inseparable y terapéutico compañero de cientos de niños sudafricanos. Los osos tienen género neutro, (los niños) no los perciben como una amenaza y se parecen un poco a ellos, por lo que no les resultan intimidatorios.

Su temor a denunciar reside en las amenazas que sufren ellos y su familia, además es terrorífico para un niño revelar que ha sido víctima de un abuso, se sienten avergonzados y recurren a la negación.

Tenemos dos funciones principales, una de ellas es la educación. Recorremos los colegios y enseñamos a los niños a usar este juguete educativo (Bobbi Bear) para denunciar estos abusos y sentirse cómodos a la hora de hacerlo; pero también nos dedicamos a la formación de miembros de los Servicios de Protección del Menor a lo largo del país. La segunda, a varios niveles, como parte fundamental en el proceso de acusación de los responsables de estos crímenes violentos.

También estamos en el punto de rescate, al que los niños acuden para contarnos lo que les ha sucedido, y en ese momento es donde entran en juego los osos. Después llevamos el caso a los tribunales y comenzamos el trabajo de rehabilitación de los menores con la ayuda de una serie de terapias y programas.

Formamos parte del primer equipo de trabajo destinado a trabajar en la mejora de la legislación en materias como el tráfico de personas y niños, un experimento piloto del programa nacional.

Necesitamos revisar el sistema judicial; sin embargo, hemos luchado con uñas y dientes para cambiar las leyes y buscar justicia para las mujeres y los niños sudafricanos, y hemos tenido éxito. Nos han dado todas estas leyes con las que luchamos mediante el sistema judicial, pero las mujeres todavía siguen sin poder levantarse y luchar por su dignidad o denunciar los abusos que sufren sus hijos. El motivo es que es una sociedad profundamente patriarcal, que atenta contras las mujeres que se quejan, llegando a costarles, en algunas ocasiones, incluso la vida.

En este momento estamos intentando mantenernos, necesitamos unos 200.000 dólares al año mantener nuestra labor. Sin embargo, nuestra meta es conseguir desarrollar nuestro programa a nivel global, primero a lo largo de toda Sudamérica, luego África, Australia y el resto del mundo. Queremos ser un ejemplo para todos los gobiernos y organizaciones."

El Oso Bobbi está diseñado con extremidades movibles, con costuras flexibles de tela suave, que no suelta pelusa para que el niño pueda dibujar sobre ella con un rotulador. También son utilizados yesos para que puedan indicar las áreas del cuerpo en las que han sido heridos o violados durante el ataque. El niño habla "a través del osito" que le ofrece protección psicológica para separarlo del trauma. Cada niño recibe dos osos, uno se le da para proporcionar comodidad, y el otro es para reunir información.

Jackie ha conseguido que este oso sea completamente admisible en un tribunal de justicia. Cuando el caso llega a los tribunales, los amigos y la familia de la víctima acuden y con su presencia, sosteniendo los osos en su regazo como un símbolo de la solidaridad, obligan al juez a notar su indignación y a solicitar justicia.

Jackie cree que las comunidades deben asumir la plena responsabilidad por el abuso sexual infantil para ello cuenta con voluntarios locales en todas las facetas del programa. Estos voluntarios y la comunidad en general se están dando cuenta de que no son víctimas impotentes, a merced de los agresores violentos. Están descubriendo que son ciudadanos de un país con una constitución, y que tienen derecho a esperar que la justicia se cumpla.

En todos los casos de maltrato infantil donde Jackie ha utilizado Bobbi Bear, la fianza ha sido negada, y el índice de condenas es de 100 por ciento. Otra señal positiva es que los policías ahora llaman por teléfono al programa de ayuda cada vez que un niño es llevado como víctima de abuso.

No puedo definir a Jackie, sobran las palabras.

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