9/8/11

El delfín un amigo que no nos merecemos

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Desde que vi la serie "Flipper", cuando tenía 4 o 5 años, ese delfín lindo, tierno y simpático hizo que los delfines fueran mis animales marinos preferidos. Ahora sé que “Flipper” pertenece a la especie denominada mular o “delfín nariz de botella” que es el más conocido y el que podemos ver en los delfinarios.

Sabemos que todos los delfines utilizan una comunicación basada en los ultrasonidos; sin embargo, sobre su inteligencia afirmaba Jacques Cousteau: “Son las únicas criaturas de la tierra dotadas de un sistema nervioso con la capacidad potencial para desarrollar procesos superiores de pensamiento. Los mismos animales, casualmente, poseen la capacidad de producir una gran variedad de sonidos”

Además rivaliza con el hombre en la escala de capacidad craneal, tiene una gran corteza cerebral y un comportamiento complejo, comparable al humano. Posee memoria y es capaz de resolver situaciones inesperadas. Siente y expresa emociones. Algunos experimentos muestran que los delfines tienen un alto grado de conciencia: no sólo pueden reconocer a otros, sino que también pueden reconocerse a sí mismos.

Además, es un mamífero acuático del que deberíamos aprender mucho los que nos llamamos “seres racionales”: pertenece a un mismo grupo social durante toda su vida y ayuda en todos los aspectos por el bien de su grupo. Son animales tan solidarios y sociables que son capaces de convivir con varios machos y hembras encargados de la reproducción sin que haya el más mínimo problema, hecho excepcional en el mundo animal ya que siempre se intenta desbancar al macho dominante para poder reproducirse.

Hay una admiración y amistad mutua entre delfines y hombres que proviene de la más remota antigüedad:

• En Grecia, alrededor de 2000 años A.C, cuando se edifica el Oráculo de Delfos consagrado a Apolo, el dios Sol de la serena luz, al lado de su legendario lema "Conócete a ti mismo" de Sócrates grabado en la entrada, colocaron un delfín, equiparándolo a la protección otorgada a los dioses. Los animales consagrados a ese santuario son delfines, se dictaba la pena de muerte a quien los matara. Los griegos decoraban sus ánforas con representaciones de delfines.

• En Creta también se pintaban frescos con imágenes de estos cetáceos, simbolizando los espíritus femeninos y maternales, del mar.


Homero cuenta en La Odisea que Ulises es salvado del mar por dos delfines.

Plutarco escribió: "El delfín es la única criatura que quiere al hombre por el hombre mismo. Sólo en el delfín nos ofrece la naturaleza lo que los filósofos han buscado desde siempre: la amistad desinteresada".

Plinio escritor latino, científico, y naturalista refiere que en la colonia romana de Hipona, en el norte de África, los niños cabalgaban sobre delfines entre las olas. La escena está representada en monedas romanas del año 74 a.C.

A lo largo de los años varias anécdotas recogen historias de personas rescatadas de las aguas por delfines. La gente del mar considera la presencia de delfines como un buen augurio.

Otro hecho curioso sucedió cuando, para proteger los barcos norteamericanos de ataques iraquíes durante la Guerra del Golfo, la Marina de los Estados Unidos llevó delfines entrenados para patrullar alrededor de las naves y poder descubrir merodeadores, a manera de perros guardianes. Pero la estrategia de defensa falló cuando apareció una manada de delfines árabes, ya que los delfines norteamericanos decidieron que era mejor hacer nuevas amistades que hacer la guerra, y se fueron a jugar con ellos. Puede servirnos de ejemplo ¿no?

Crueldad humana contra delfines

Con todo lo que sabemos de ellos son víctimas de insensatas matanzas desde tiempos remotos: Japón tiene una cuota anual de pesca de 20.000 delfines y el 3 de Noviembre de 2010 en Tokio, el portavoz del Gobierno japonés, Yoshito Sengoku, manifestó que “la caza de delfines ha sido parte de la cultura japonesa desde tiempos ancestrales”, pese a que la mayoría de los japoneses nunca ha comido carne de delfín.

Este año Sting  durante una gira en Tokio se reunió con Ric O'Barry, de 71 años y ex entrenador de delfines para la serie de televisión "Flipper" y protagonista del documental "The Cove" en el que se muestra la inhumana y brutal matanza de delfines. Se hicieron amigos en el Festival de Sundance en el 2009 cuando tuvo su primera exhibición importante. O'Barry dijo que Sting y su esposa estaban entre las primeras personas que expresaron su apoyo a "The Cove". La película fue dirigida por el ex fotógrafo de National Geographic, Louie Psihoyos, y partes de la película fueron filmadas en secreto durante 2007, utilizando micrófonos submarinos y cámaras de alta definición disfrazadas de rocas.

El número de delfines que mueren se incrementa cada año. Desde que en 1986 la Comisión Ballenera Internacional limitara la captura de ballenas, la caza de delfines, que no está regulada por ninguna organización internacional, ha aumentado.
La carne del delfín se ha venido comercializando como sustituto a la de ballena. El alza en los precios de la carne de delfín ha estimulado su pesca incluso en zonas de Japón donde casi se había abandonado la práctica. La mayoría de estos animales, que pertenecen a diferentes especies, son atrapados a arponazos en alta mar, sobre todo en el Océano Pacífico.

También en las islas Feroe en Dinamarca, aunque parezca increíble, existe una tradición que tiene lugar cada año y que se caracteriza por ser una brutal y sangrienta masacre de calderones. Esto tiene lugar en primavera cuando los calderones se acercan a las costas, y todo el pueblo se prepara para el "gran día", la ceremonia de iniciación para los adolescentes que llegan a la edad adulta. Matan a más de mil calderones, delfines inteligentísimos que se acercan a las personas por pura curiosidad y confiados; sin embargo las aguas de las zonas donde se realiza esta horrible actividad quedan bañadas de sangre. En esta ceremonia se matan alredesor de 1.000 a 2.500 calderones (las capturas anuales han oscilado entre los 1.500 a 3.000 individuos).

¿Es posible que en el siglo XXI se permita conservar esta tradición con la simple excusa de que data de 1.200 años?

Que no nos engañe la preciosa sonrisa del delfín, porque aunque sufren siguen sonriendo, sienten estrés y tristeza, e incluso pueden morir de estrés cuando están en cautiverio.

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