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En un boletín de arquitectura leí la noticia de la construcción de un Centro de Exhibiciones de 26 metros de altura hecho con botellas de plástico, es impresionante. Indagando conocí a Andreas Froese, ecologista de origen alemán, quién fue el pionero en desarrollar esta técnica.
En marzo del año 2001, en Honduras, fundó la empresa ECO-TEC con la finalidad de dar una respuesta innovadora y dinámica a la problemática de la “basura”. Se dedica a la bioconstrucción y el ecodiseño, es consultor internacional y viaja por diferentes partes del mundo participando en la ejecución de las obras. Ha realizado más de 50 proyectos.
Aunque su empresa trabaja con ánimo de lucro (permite evitar al máximo la utilización del cemento y bajar los costos de la construcción hasta en un 40% de los costos tradicionales) todos los proyectos están muy enfocados al ámbito social. Por ejemplo, sus proyectos han enseñado a las comunidades el valor económico de los materiales y el valor de reciclar.
Os dejo algunas de las preguntas que les suelen hacer y sus respuestas:
En un Artículo de prensa en Bolivia publicado el 16 de agosto de 2010 Andreas declaraba: “Estas casas no solamente son para personas de escasos recursos, sino también para la gente que tiene dinero, porque son verdaderas obras de arte que pueden durar muchos años, incluso más que una casa de ladrillo, ya que la botella rellenada tiene más resistencia que un ladrillo”.
Froese, al enterarse del reto que había asumido Ingrid Vaca Díez de construir casas de botellas y otros desechos, pero dignas para familias que viven en extrema pobreza decidió ir a Bolivia y apoyar dicho emprendimiento.
Se trataba de una casa que estaban construyendo cuatro hermanos huérfanos (Kathia, de 14 años; Marco Antonio, de 15; Pablo, de 13, y Luis Fernando, de 16 años) con sus propias manos, su hogar, algo digno de admirar e imitar. Su mamá falleció cuando iba a dar a luz al quinto hijo y su papá los abandonó.Viven con sus abuelos maternos en un cuarto de barro y chuchío, y techo de motacú. Los cuatro comparten la única cama que tienen. A pesar de las condiciones paupérrimas en las que viven, dividen su tiempo entre la escuela y la construcción de su nueva casa. “Este terreno lo compró mi mamá e intentó poner el cimiento, porque ella soñaba con una casita para nosotros, pero falleció”, dijo uno de los chicos. La vivienda consta de comedor, cocina, baño y dos dormitorios. Uno será para Kathia, la única mujer. Los hermanos Flores están contentos, pues al fin se cumplirá el sueño de su madre. “Cada vez que faltan botellas u otro material, miramos al cielo y le pedimos que nos ayude; ella es la estrella que nos guía”, comentó uno de ellos.
Froese declaró: “Con esta técnica se intenta resolver dos problemas, la pobreza y el ambiental. Se puede usar la misma basura que uno desecha para vivir mejor. La experiencia también ha servido para que Luis Fernando, el mayor de los cuatro hermanos huérfanos, aprenda la técnica y el trabajo de albañilería con materiales no comunes. Por ejemplo, la botella reemplaza el ladrillo. Esto permitirá que puedan ganarse la vida de una manera digna”
Felicidades por tu labor.
En marzo del año 2001, en Honduras, fundó la empresa ECO-TEC con la finalidad de dar una respuesta innovadora y dinámica a la problemática de la “basura”. Se dedica a la bioconstrucción y el ecodiseño, es consultor internacional y viaja por diferentes partes del mundo participando en la ejecución de las obras. Ha realizado más de 50 proyectos.
Aunque su empresa trabaja con ánimo de lucro (permite evitar al máximo la utilización del cemento y bajar los costos de la construcción hasta en un 40% de los costos tradicionales) todos los proyectos están muy enfocados al ámbito social. Por ejemplo, sus proyectos han enseñado a las comunidades el valor económico de los materiales y el valor de reciclar.
Os dejo algunas de las preguntas que les suelen hacer y sus respuestas:
En un Artículo de prensa en Bolivia publicado el 16 de agosto de 2010 Andreas declaraba: “Estas casas no solamente son para personas de escasos recursos, sino también para la gente que tiene dinero, porque son verdaderas obras de arte que pueden durar muchos años, incluso más que una casa de ladrillo, ya que la botella rellenada tiene más resistencia que un ladrillo”.
Froese, al enterarse del reto que había asumido Ingrid Vaca Díez de construir casas de botellas y otros desechos, pero dignas para familias que viven en extrema pobreza decidió ir a Bolivia y apoyar dicho emprendimiento.
Se trataba de una casa que estaban construyendo cuatro hermanos huérfanos (Kathia, de 14 años; Marco Antonio, de 15; Pablo, de 13, y Luis Fernando, de 16 años) con sus propias manos, su hogar, algo digno de admirar e imitar. Su mamá falleció cuando iba a dar a luz al quinto hijo y su papá los abandonó.Viven con sus abuelos maternos en un cuarto de barro y chuchío, y techo de motacú. Los cuatro comparten la única cama que tienen. A pesar de las condiciones paupérrimas en las que viven, dividen su tiempo entre la escuela y la construcción de su nueva casa. “Este terreno lo compró mi mamá e intentó poner el cimiento, porque ella soñaba con una casita para nosotros, pero falleció”, dijo uno de los chicos. La vivienda consta de comedor, cocina, baño y dos dormitorios. Uno será para Kathia, la única mujer. Los hermanos Flores están contentos, pues al fin se cumplirá el sueño de su madre. “Cada vez que faltan botellas u otro material, miramos al cielo y le pedimos que nos ayude; ella es la estrella que nos guía”, comentó uno de ellos.
Froese declaró: “Con esta técnica se intenta resolver dos problemas, la pobreza y el ambiental. Se puede usar la misma basura que uno desecha para vivir mejor. La experiencia también ha servido para que Luis Fernando, el mayor de los cuatro hermanos huérfanos, aprenda la técnica y el trabajo de albañilería con materiales no comunes. Por ejemplo, la botella reemplaza el ladrillo. Esto permitirá que puedan ganarse la vida de una manera digna”
Felicidades por tu labor.
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