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Ayer, Barack Obama juró su mandato por segunda y última vez (en su caso lamento que sólo pueda ejercerlo en dos ocasiones). Me encantó su discurso del que os dejo algunos fragmentos:
La ceremonia me permitió además conocer al poeta Richard Blanco cuya sensibilidad quedó plasmada al recitar su poema “One Today” (Hoy somos únicos). Espero que os guste:
“Ninguna persona por sí sola puede entrenar a todos los maestros de matemáticas y ciencias para preparar a nuestros hijos para el futuro, o construir las carreteras, las redes y los laboratorios de investigación que traerán nuevos trabajos y negocios a nuestras costas. Ahora, más que nunca, debemos hacer estas cosas juntos, como una nación, y como un solo pueblo.
Debemos forjar nuevas ideas y tecnología para rehacer nuestro gobierno, relanzar nuestro código de impuestos, reformar nuestras escuelas y empoderar a nuestros ciudadanos con las habilidades que necesitan para trabajar más duro, aprender más y subir más.
Nosotros, el pueblo, aún creemos que cada ciudadano merece una medida básica de seguridad y dignidad.
Responderemos a la amenaza del cambio climático, sabiendo que dejar de hacerlo traicionaría a nuestros hijos y a las futuras generaciones.
Nosotros el pueblo, todavía creemos que la seguridad permanente y la paz duradera no requieren de una guerra perpetua.
El conocimiento del sacrificio nos mantendrá vigilante contra aquellos que querrían hacernos daño. Pero también somos herederos de aquellos que ganaron la paz y no solo la guerra, que convirtieron a nuestros peores enemigos en los amigos más confiables, y debemos traer esas lecciones a este tiempo también.
Apoyaremos la democracia desde Asia hasta África, desde las Américas hasta el Medio Oriente, porque nuestros intereses y nuestras conciencias nos obligan a actuar en nombre de aquellos que buscan la libertad. Y debemos ser la fuente de esperanza para los pobres, los enfermos y los marginados, las víctimas de prejuicio –no por mera caridad, sino porque la paz en nuestros tiempos requiere el constante avance de estos principios que nuestro credo en común describe: tolerancia y oportunidad; dignidad humana y justicia.
Nosotros, el pueblo, declaramos hoy la más evidente de las verdades –que todos nosotros somos creados iguales—es la estrella que todavía nos guía.
Mis queridos compatriotas, el juramento que he hecho hoy ante ustedes, como el recitado por otros que sirvieron en este Capitolio, fue un juramento a Dios y al país, no a un partido o facción y debemos cumplirlo fielmente durante lo que dure nuestra función.
Ustedes y yo, como ciudadanos, tenemos la obligación de darle forma a los debates de nuestro tiempo no solo con los votos que emitimos, sino con las voces que levantamos en defensa de nuestros valores más antiguos y nuestros ideales más perdurables.
Permitamos que cada uno de nosotros abrace, con solemnidad y alegría, lo que constituye nuestro derecho de nacimiento. Con esfuerzo común y propósito común, con pasión y dedicación, respondamos al llamado de la historia y llevemos al futuro incierto nuestra preciosa luz de la libertad”.
Debemos forjar nuevas ideas y tecnología para rehacer nuestro gobierno, relanzar nuestro código de impuestos, reformar nuestras escuelas y empoderar a nuestros ciudadanos con las habilidades que necesitan para trabajar más duro, aprender más y subir más.
Nosotros, el pueblo, aún creemos que cada ciudadano merece una medida básica de seguridad y dignidad.
Responderemos a la amenaza del cambio climático, sabiendo que dejar de hacerlo traicionaría a nuestros hijos y a las futuras generaciones.
Nosotros el pueblo, todavía creemos que la seguridad permanente y la paz duradera no requieren de una guerra perpetua.
El conocimiento del sacrificio nos mantendrá vigilante contra aquellos que querrían hacernos daño. Pero también somos herederos de aquellos que ganaron la paz y no solo la guerra, que convirtieron a nuestros peores enemigos en los amigos más confiables, y debemos traer esas lecciones a este tiempo también.
Apoyaremos la democracia desde Asia hasta África, desde las Américas hasta el Medio Oriente, porque nuestros intereses y nuestras conciencias nos obligan a actuar en nombre de aquellos que buscan la libertad. Y debemos ser la fuente de esperanza para los pobres, los enfermos y los marginados, las víctimas de prejuicio –no por mera caridad, sino porque la paz en nuestros tiempos requiere el constante avance de estos principios que nuestro credo en común describe: tolerancia y oportunidad; dignidad humana y justicia.
Nosotros, el pueblo, declaramos hoy la más evidente de las verdades –que todos nosotros somos creados iguales—es la estrella que todavía nos guía.
Mis queridos compatriotas, el juramento que he hecho hoy ante ustedes, como el recitado por otros que sirvieron en este Capitolio, fue un juramento a Dios y al país, no a un partido o facción y debemos cumplirlo fielmente durante lo que dure nuestra función.
Ustedes y yo, como ciudadanos, tenemos la obligación de darle forma a los debates de nuestro tiempo no solo con los votos que emitimos, sino con las voces que levantamos en defensa de nuestros valores más antiguos y nuestros ideales más perdurables.
Permitamos que cada uno de nosotros abrace, con solemnidad y alegría, lo que constituye nuestro derecho de nacimiento. Con esfuerzo común y propósito común, con pasión y dedicación, respondamos al llamado de la historia y llevemos al futuro incierto nuestra preciosa luz de la libertad”.
La ceremonia me permitió además conocer al poeta Richard Blanco cuya sensibilidad quedó plasmada al recitar su poema “One Today” (Hoy somos únicos). Espero que os guste:
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