31/10/13

Árboles singulares

Kiri           Bosque        Árbol de la vida
La naturaleza no deja de sorprenderme, en esta entrada los protagonistas son árboles que reúnen algo especial por su belleza, longevidad y leyendas que, ciertas o falsas, les añaden un aura de magia.

El kiri, conocido como árbol de la emperatriz o paulownia tormentosa, es originario de China y aglutina unas características beneficiosas únicas: regenera sus raíces y vasos de crecimiento rápidamente haciéndole resistente al fuego; tolera la contaminación; no es necesario replantarlo ya que rebrota de cepa después del corte; crece en suelos y aguas contaminadas purificando la tierra durante su desarrollo; emite grandes cantidades de oxígeno y absorbe hasta diez veces más dióxido de carbono que otros árboles; sus raíces previenen la erosión del suelo; soporta bien el frío y el calor y resiste condiciones moderadas de sequía una vez desarrollado (de uno a dos años).

Una antigua tradición china es plantar un árbol de la emperatriz al nacer una niña. Su alta velocidad de crecimiento la acompañará y cuando sea elegida en matrimonio, el árbol se corta utilizando su madera para fabricar artículos de carpintería que serán incluidos en su dote.

El árbol de la vida: es una antigua acacia perdida en medio del desierto al sudeste de Bahréin (Península Arábiga), a dos kilómetros aproximadamente del Djebal Dukhan (la montaña del Humo) y mide 137 metros de altura.

Según la leyenda es el único vestigio del mítico jardín del Edén. Su fuente de aprovisionamiento en agua sigue siendo un misterio. Todo el mundo se aproxima para admirarlo, disfrutar de su sombra, tocar sus hojas y pedir un deseo.

El drago milenario en Tenerife es uno de los símbolos de las Islas Canarias siendo considerado por los antiguos habitantes como un árbol divino.

Dice la leyenda que los dragones, al morir, se convertían en dragos.

El castaño santo de Istan (Provincia de Málaga) tiene una edad cifrada en torno a los ochocientos y mil años de antigüedad.

Cuenta la leyenda que en los albores del siglo XVI cuando el rey Fernando el Católico acudió con su ejército a terminar con la rebelión de Sierra Bermeja celebró una misa de acción de gracias bajo sus ramas.

El roble ha sido considerado como un árbol sagrado para muchos pueblos de la antigüedad y símbolo de la materia, pues su madera servía como alimento del fuego y del espíritu.

Se pensaba que las maderas carbonizadas que se utilizaban en ceremonias, al igual que los robles alcanzados por el rayo, tenían propiedades especiales y actuaban como talismanes capaces de ahuyentar los rayos producidos por la naturaleza y atraer la buena suerte.

El tejo es un árbol solitario testigo inmutable del paso del tiempo. Es un árbol sin edad; viejo y juicioso; siempre verde y, por tanto, símbolo de la vida eterna.

Fue un árbol sagrado para los celtas. Los druidas con sus ramas hacían bastones mágicos y con palillos de tejo adivinaban el futuro. La llegada del cristianismo no cambió su simbolismo construyendo iglesias y cementerios al lado de ellos.

El sauce llorón tiene una preciosa y triste leyenda.

Una dama solitaria entre los mortales siempre hablaba con un árbol de sus desventuras y amores. Su corazón era puro y el árbol se enamoro de ella. Todos los días se veían, fuera noche o día, y el árbol siempre la escuchaba en sus conversaciones deseando abrazarla cuando lloraba o reír junto a ella cuando se alegraba, pero sólo era un maldito árbol, sin movimiento, sólo tenía alma.

Pidió mil y una vez a la noche que le dejase expresar su amor para poder saber si su amada le amaría de verdad o no. Y, con un rayo del cielo, en el árbol escribió dos nombres "Sauce love Enia" rodeado de un gran corazón.

Cuando a la mañana siguiente la dama apareció y sus ojos contemplaron la llamada de amor, corrió lejos del árbol a quien no volvió a ver jamás. ¿Cómo un humano iba a amar un árbol si sólo es madera y savia? pensó el árbol. Lágrimas y más lágrimas cayeron de sus ramas formando largas y caídas redes de hojas en forma de gota, por ello al gran sauce se le llamó el sauce llorón.

El árbol de sakura en Japón tiene orígenes legendarios. Expresa la transitoriedad de la vida y es símbolo de honor y lealtad entre los samuráis. Hay una relación entre el anhelo de un samurái y la flor del cerezo, para el samurái uno debe terminar su vida en medio del esplendor de la batalla, así como la flor del cerezo cae del árbol antes de marchitarse.

La leyenda cuenta que los samuráis elegían los árboles de cerezo como el lugar predilecto cuando tenían que suicidarse y fue cuando sus flores blancas se tornaron rosadas al absorber la sangre vertida en el suelo por ellos.

Comparto la opinión de Vandana Shiva: "Los árboles y las plantas son nuestros aliados. Seremos libres si aprendemos de ellos".

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