28/10/13

El excelso psiquiatra Luis Rojas Marcos

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Luis Rojas Marcos me ha fascinado desde que le conozco por su simpatía y naturalidad, cualidades que los grandes hombres como él comparten.

Os hago una combinación de su biografía con sus vivencias:

Nació en Sevilla en el año 1943. Fue un niño de temperamento inquieto, curioso y travieso: “Con seis y siete años solía correr por los tejados de las casas en Sevilla. Los vecinos llamaban a mi madre y le decían: ‘¡Mira quién está por ahí!’ Y mi madre se horrorizaba”.

Estudió parte de la enseñanza primaria en el colegio jesuita de Portaceli (Sevilla): “Antes de que el profesor hiciera una pregunta ya tenía la mano levantada, con una distracción continua que no me dejaba concentrarme y moviéndome. Me salvaba un poco que era muy simpático. Con once años empecé a suspender cada vez más asignaturas. Estuve siete años en los jesuitas y ya tenía mi fama, así que muchas veces acababa sentado en la banca negra del fondo de la clase. Y la verdad es que no me sentía ni mal ni discriminado, pero por aquel entonces los curas hacían lo que podían con toda su buena voluntad. Y no les culpo. Eso sí, al final, con mucho cuidado, les dijeron a mis padres que era mejor que me llevaran a otro colegio.

A los catorce años fue admitido en el colegio laico El Santo Ángel, donde progresivamente mejoró su rendimiento académico, lo que le permitió completar los estudios de bachillerato: “Ahora se llama reinventarse, y eso fue lo que hice aunque sin darme cuenta. Me sentía bien al aprobar los exámenes, al ver a mis padres contentos... Mi madre estaba convencida de que la música amansaba a las fieras y un día me dijo: ‘Lo tuyo es la música, así que vas a aprender a tocar algún instrumento’. Con nueve años tocaba el piano y eso le sirvió a mi hermano Alejandro para jugarse 50 pesetas conmigo a que no me atrevía a pasarme toda una noche practicando. Yo ya tenía catorce años, pero lo hice, eso sí con el pedal que amortigua el sonido apretado para no molestar a los vecinos. Tocaba también la batería, el instrumento ideal para un niño hiperactivo”.

En el año 1958 fundó con un grupo de amigos el Cuarteto Yungay (nombre de un pequeño pueblo de Perú) el primer conjunto musical andaluz en el que tocaba la batería. Durante los próximos cinco años combinó los estudios de bachillerato con las actuaciones del popular cuarteto en salas de fiesta y programas locales de radio: “Eso me sirvió para nivelar mi autoestima. A medida que empecé a comprender que podía utilizar el exceso de energía para estudiar más o trabajar, me fue yendo mejor´.

A los veinticuatro años obtuvo la licenciatura en Medicina por la Universidad de Sevilla: “En la Universidad aprendí a organizarme. Me ayudó mucho aceptar que lo que otros compañeros podían aprender en media hora a mí me llevaría una. Aprendí a compensar: ‘Si voy a tardar más necesitaré dedicarle más tiempo a las tareas’, pensé. Era el precio que tenía que pagar”.

Su Currículum vítae lo podéis encontrar en el enlace de su página, destaco tres de sus contribuciones:

– La creación del Proyecto HELP (Homeless Emergency Liaison Project), el primer servicio médico móvil para atender y hospitalizar a enfermos mentales graves desamparados sin techo (un programa que todavía sirve de modelo para centros urbanos tanto estadounidenses como de otros países) en el año 1981 cuando fue nombrado por el alcalde de Nueva York, Edward Koch, Director de los Servicios Psiquiátricos de la red de hospitales públicos de la ciudad.

– La creación y financiación de los primeros programas de salud mental específicos para las comunidades inmigrantes hispanoamericana, china, rusa y caribeña de la ciudad, en el año 1992 cuando el entonces alcalde de la ciudad, David Dinkins, le designó Commissioner of Mental Health (Máximo responsable de los servicios municipales de salud mental, alcoholismo y drogas). En este puesto también desarrolló un programa para la prevención de violencia en los colegios públicos de la ciudad.

En España es patrono de honor de la Fundación ADANA (Ayuda Déficit Atención Niños, Adolescentes y Adultos), asesorando y apoyando a instituciones preocupadas por temas sociales y de salud pública.

Es autor de numerosos artículos de opinión y de varios libros, entre los que destacan: Más allá del 11 de septiembre,  La ciudad y sus desafíos, La pareja rota, Las semillas de la violencia (Premio Espasa Ensayo 1995), Nuestra felicidad, La fuerza del optimismo, Superar la adversidad, Antídotos de la nostalgia, Nuestra incierta vida normal y Convivir.

Tiene cuatro hijos: Laura, Bruno, Joseph y Carolena. Sus aficiones son: la música, escribir ensayos y correr como deporte.

Como suelo hacer os transcribo determinados fragmentos de sus declaraciones en diferentes medios:

La reinvención es muy diferente de la adaptación. Si hace frío y nos protegemos buscando calor, nos adaptamos a las distintas situaciones del medio, o a los cambios físicos. La verdadera reinvención no consiste en cambiar las actitudes, sino en modificar las conductas”.

"Quienes cambian suelen ser personas optimistas, que esperan lograr lo que se proponen o que utilizan ‘éxitos’ del pasado para aumentar su seguridad. Lo opuesto es la gente que dice ‘que sea lo que Dios quiera’”.

"El sufrimiento en sí mismo no sirve para nada. Lo importante es que en ese proceso doloroso se descubran aspectos de la personalidad que antes permanecían ocultos, o que se averigüe que uno es más fuerte de lo que se pensaba”.

“Quizá reconocer los propios fallos o limitaciones pueda tener un elemento de ayuda sobre todo para otros que piensan que esto no tiene solución”.

La queja forma parte de la esencia de este país. La utilizamos para dialogar, para relacionarnos. Nos quitan la queja, ¿y de qué vamos a hablar?”.

“Hay muchas personas que no van al psiquiatra por miedo al qué dirán”.

La felicidad debe entenderse como la satisfacción que una persona tiene con su vida, en general. La principal complicación surge a la hora de tasarla, pues no disponemos de un aparato como el que mide la fiebre o la presión arterial”.

“El sentido común nos dice que hay que diversificar las fuentes de la felicidad. Está demostrado que si un día te quedas sin trabajo o sin pareja, lo vas a llevar mejor si tienes buenas relaciones con tu familia o con tus amigos".

“¿Las herramientas para conseguir la felicidad? Hablar, contar historias... Contar algo que no entiendes bien, al hablarlo lo organizas, y al organizarlo empiezas a entenderlo, a darle sentido”.

Mi mujer me dijo: 'Mira Luis, no hay quien te aguante'. Yo nunca había hecho ejercicio. Lo mío era aplicar la energía en otra cosa. Ella me convenció y compró una cinta rodante que puso en el dormitorio. Fue un reto. Recuerdo que corría dos minutos y tenía que parar. Pero con el tiempo notaba que me sentaba muy bien aquello de sudar. Así que pasé al parque y vi que me gustaba. Y cuando alguien me dijo: '¿Por qué no corres un maratón?' Lo intenté, y ya llevo 19 maratones".

Sonreír no es considerado aceptable en momentos de crisis. Nos da apuro que haya alguien a quien podamos causar envidia".

Lo bueno del optimismo es que modela positivamente nuestra percepción de nosotros mismos y de las cosas que nos rodean, facilita el análisis constructivo de las experiencias pasadas, fortifica la esperanza en el mañana y, además, refuerza la capacidad de adaptación y la resistencia a los infortunios ".

Una de sus citas preferidas es de Emmet Fox : "Cuando Salomón se convirtió en rey de Israel, sólo le pidió a Dios que le concediera sentido común, lucidez y un corazón comprensivo con el que juzgar al prójimo." Tres virtudes que el Dr. Luis Rojas Marcos posee.

Comparto su palabra preferida que podéis escuchar en el siguiente vídeo.

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