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El condado de Yuanyang se encuentra al sudeste de la provincia de Yunnan (China) a lo largo del río Rojo con una elevación de 1.570 metros. Es el asentamiento principal de la etnia Hani que durante mil trescientos años ha desarrollado un singular sistema de arrozales en terrazas, modificando las pendientes montañosas para que se conviertan en una serie de superficies planas y escalonadas sobre las que se puede trabajar. Su complejo sistema de canales les permite llevar el agua que necesitan, desde lo alto de las montañas hasta sus campos, para cultivar una variedad de arroz rojo.
La belleza y colorido de estas terrazas de arroz que varía según la estación y la hora del día, son obras de arte semejantes a preciosos cuadros que podrían exponerse en un museo. Los Hani son agricultores y ganaderos que siguen utilizando los bueyes y aparejos como lo hacían sus ancestros.
Sus aldeas están situadas en las laderas de las montañas en las zonas más cálidas por debajo de 700 metros de elevación, cerca de los ríos y protegidas por un bosque. Esta ubicación tiene para ellos un significado legendario según el cual ellos proceden de las fértiles tierras del valle del lago Dian, conocido también como «La perla de montaña brillante», donde fueron derrotados por ejércitos enemigos y se vieron forzados a emigrar al sur, a regiones más pobres y montañosas. Estos magníficos arrozales son el resultado de la adaptación de los antepasados de los Hani a las duras condiciones locales, quienes mediante el continuado trabajo de modificar la montaña y su conservación, consiguieron sacar de la tierra los recursos para sobrevivir.
Las bajas temperaturas en invierno sólo soportan una cosecha de arroz al año. Después de la cosecha, desde mediados de septiembre hasta mediados de noviembre dependiendo de la elevación, las terrazas se llenan de agua hasta abril, cuando comienza la siembra.
La mayoría de las mujeres y niños visten con su ropa tradicional y colaboran en las tareas agrícolas, participando con todos los habitantes de su aldea en la limpieza de sus aldeas con escobas que incluso los niños utilizan.
Su difícil acceso ha impedido la llegada masiva de turistas, viven tranquilos preocupándose por sus cultivos y logrando crear estas terrazas que poseen una belleza única.
La belleza y colorido de estas terrazas de arroz que varía según la estación y la hora del día, son obras de arte semejantes a preciosos cuadros que podrían exponerse en un museo. Los Hani son agricultores y ganaderos que siguen utilizando los bueyes y aparejos como lo hacían sus ancestros.
Sus aldeas están situadas en las laderas de las montañas en las zonas más cálidas por debajo de 700 metros de elevación, cerca de los ríos y protegidas por un bosque. Esta ubicación tiene para ellos un significado legendario según el cual ellos proceden de las fértiles tierras del valle del lago Dian, conocido también como «La perla de montaña brillante», donde fueron derrotados por ejércitos enemigos y se vieron forzados a emigrar al sur, a regiones más pobres y montañosas. Estos magníficos arrozales son el resultado de la adaptación de los antepasados de los Hani a las duras condiciones locales, quienes mediante el continuado trabajo de modificar la montaña y su conservación, consiguieron sacar de la tierra los recursos para sobrevivir.
Las bajas temperaturas en invierno sólo soportan una cosecha de arroz al año. Después de la cosecha, desde mediados de septiembre hasta mediados de noviembre dependiendo de la elevación, las terrazas se llenan de agua hasta abril, cuando comienza la siembra.
La mayoría de las mujeres y niños visten con su ropa tradicional y colaboran en las tareas agrícolas, participando con todos los habitantes de su aldea en la limpieza de sus aldeas con escobas que incluso los niños utilizan.
Su difícil acceso ha impedido la llegada masiva de turistas, viven tranquilos preocupándose por sus cultivos y logrando crear estas terrazas que poseen una belleza única.
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