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| I II |
Me deleita pasear por cualquier paseo marítimo al atardecer y a veces me ha sorprendido encontrar en la arena una figura preciosa que amenizaba la visión. El autor no se encontraba junto a su obra, no estaba protegida; sin embargo, nadie la tocaba sólo era admirada.
Indagando sobre estos anónimos escultores de arena, exceptuando algunos profesionales, he encontrado muy pocos que puedan vivir de su arte. Trabajan disfrutando con el proceso de creación y el dinero del recipiente instalado frente a las obras lo utilizan en comprar los materiales que necesitan.
Os comento su proceso:
• Las técnicas que utilizan son la compactación, humectación y moldeado del dorado elemento.
• Utilizan arena limpia, sin ramas ni piedras, que deben amontonar previamente y agua salada porque la sal actúa como pegamento, cristalizando y endureciendo la arena.
• La cantidad de arena necesaria para realizar esculturas varía según el tamaño, puede ascender hasta 50 toneladas.
• Las herramientas que utilizan suelen tener una procedencia de lo más variopinta: objetos de cocina y de ferretería, herramientas de albañilería y las propias del mundo de la escultura.
• El tiempo empleado depende del tipo de escultura, si es de gran tamaño varias semanas. Pueden llegar a trabajar dieciséis horas si no hay viento y a pleno sol. No tienen días libres hasta ver su obra finalizada.
Son artistas que han perfeccionado la infantil y maravillosa tarea de construir castillos en la playa gracias a largas horas de experimentación y práctica, hasta convertirla en una ocupación de insospechadas aplicaciones y alcances.
Sus creaciones subsisten unos días, semanas o un mes. Pasaran a la posteridad gracias a las fotografías tomadas por los admiradores en la playa o en los festivales de esculturas de arena como el Blankenberge Sand Sculpture en Bélgica, el Weston Sand Sculpture Festival en Reino Unido, el Scheveningen Sand Sculpture Festival en Holanda, que este año ha sido suspendido, o los organizados por la empresa española Arenas Posibles.
Admiro a estos generosos artistas que buscan embellecer nuestras playas y con los que comparto el hilo conductor que une a todas sus obras: la proximidad del mar.
Indagando sobre estos anónimos escultores de arena, exceptuando algunos profesionales, he encontrado muy pocos que puedan vivir de su arte. Trabajan disfrutando con el proceso de creación y el dinero del recipiente instalado frente a las obras lo utilizan en comprar los materiales que necesitan.
Os comento su proceso:
• Las técnicas que utilizan son la compactación, humectación y moldeado del dorado elemento.
• Utilizan arena limpia, sin ramas ni piedras, que deben amontonar previamente y agua salada porque la sal actúa como pegamento, cristalizando y endureciendo la arena.
• La cantidad de arena necesaria para realizar esculturas varía según el tamaño, puede ascender hasta 50 toneladas.
• Las herramientas que utilizan suelen tener una procedencia de lo más variopinta: objetos de cocina y de ferretería, herramientas de albañilería y las propias del mundo de la escultura.
• El tiempo empleado depende del tipo de escultura, si es de gran tamaño varias semanas. Pueden llegar a trabajar dieciséis horas si no hay viento y a pleno sol. No tienen días libres hasta ver su obra finalizada.
Son artistas que han perfeccionado la infantil y maravillosa tarea de construir castillos en la playa gracias a largas horas de experimentación y práctica, hasta convertirla en una ocupación de insospechadas aplicaciones y alcances.
Sus creaciones subsisten unos días, semanas o un mes. Pasaran a la posteridad gracias a las fotografías tomadas por los admiradores en la playa o en los festivales de esculturas de arena como el Blankenberge Sand Sculpture en Bélgica, el Weston Sand Sculpture Festival en Reino Unido, el Scheveningen Sand Sculpture Festival en Holanda, que este año ha sido suspendido, o los organizados por la empresa española Arenas Posibles.
Admiro a estos generosos artistas que buscan embellecer nuestras playas y con los que comparto el hilo conductor que une a todas sus obras: la proximidad del mar.
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