Libro RAE |
“Mediante la invención de la escritura, un día conseguimos materializar las palabras, elemento fundamental de ese ‘pensamiento simbólico’ determinante de la naturaleza humana” declaró José María Merino coordinador del volumen Al pie de la letra: Geografía fantástica del alfabeto español. Un libro en el que los 67 académicos, pasados y presentes, homenajean a las 27 letras, mayúsculas y minúsculas, que coronan sus asientos en la RAE.
El director de la Real Academia, José Manuel Blecua (Silla h), destacaba cómo este "hermoso libro", concebido por primera vez en el año 2001 y ampliado en el año 2007, comenzó siendo una edición no venal, una broma casi privada que ahora accede a la luz pública.
En el Prólogo a la primera edición (2001) escribió Víctor García de la Concha (Silla c):
Os adelanto parte de su contenido:
– Juan Gil (Silla e): “Es tan 'excelente' como 'excepcional', ya que, sin 'español', no existiría la RAE".
– Miguel Delibes (Silla e): “Es la gramática oye, el porqué pregúntaselo a los académicos, y no aclaró más, pero bien mirado, eso no era más que el comienzo, que una tarde llegó la g y el señorito Lucas les dijo, la g con la a hace ga, pero la g con la e hace je, como la risa".
– Soledad Puértolas (Silla g): "Ciega los ojos la luz de agosto / Agradece el calor la flor del geranio / En los márgenes del día aún virginales / Sigilosamente y sin vergüenza alguna / Se gesta un sueño de prodigios y glorias / Luego desvanecido con ligereza".
– José María Merino (Silla m): “La m sugiere palabras que hacen resonar un eco singular en la literatura y en la vida, como madre y música, mar, melancolía, memoria, mestizaje, mito o muerte”.
– Carme Riera (Silla n): “La n, a pesar de pertenecer a dos mundos o quizá por eso mismo, es una letra de apariencia humilde, una letra que al contrario de la inmensa mayoría de sus hermanas, se sienta en la realidad del abecedario y pone los dos pies (n) en el suelo con una firmeza y una dignidad verdaderamente humanas que ya quisieran para sí muchas otras”.
– Antonio Mingote (Silla r): "Esta r, símbolo de la frivolidad y la inconsecuencia, tiene una hermana gemela que a veces la acompaña, y entonces resulta arrebatadoramente, irresistiblemente, irremediablemente enérgica y vibrante. Lo que los técnicos llaman vibrante múltiple, y muy vibrante tiene que ser para que la llamen múltiple siendo solamente doble".
– Antonio Muñoz Molina (Silla u): "La letra es pequeña, pero eso no hace que el sillón sea menos labrado e imponente, y uno se acomoda en su concavidad de una manera muy satisfactoria, y además sin el exceso de empaque que tienen otras letras, como la hache mayúscula o la ene mayúscula, que son casi como frontispicios de monumentos".
Este peculiar libro termina con el testimonio del granadino Francisco Ayala, para quien fue "una ironía amable y zumbona" ocupar la Silla Z porque, como le sucede a muchos andaluces y canarios, la pronunciaba de forma seseante. Dejó de preocuparse cuando la RAE consideró correcta esa pronunciación.
Nadie mejor que Manuel Seco (Silla A) para concluir esta entrada: “Las letras son las manos y los pies de nuestros mensajes escritos. Sin ellas no existiría nuestra cultura”.
El director de la Real Academia, José Manuel Blecua (Silla h), destacaba cómo este "hermoso libro", concebido por primera vez en el año 2001 y ampliado en el año 2007, comenzó siendo una edición no venal, una broma casi privada que ahora accede a la luz pública.
En el Prólogo a la primera edición (2001) escribió Víctor García de la Concha (Silla c):
Os adelanto parte de su contenido:
– Juan Gil (Silla e): “Es tan 'excelente' como 'excepcional', ya que, sin 'español', no existiría la RAE".
– Miguel Delibes (Silla e): “Es la gramática oye, el porqué pregúntaselo a los académicos, y no aclaró más, pero bien mirado, eso no era más que el comienzo, que una tarde llegó la g y el señorito Lucas les dijo, la g con la a hace ga, pero la g con la e hace je, como la risa".
– Soledad Puértolas (Silla g): "Ciega los ojos la luz de agosto / Agradece el calor la flor del geranio / En los márgenes del día aún virginales / Sigilosamente y sin vergüenza alguna / Se gesta un sueño de prodigios y glorias / Luego desvanecido con ligereza".
– José María Merino (Silla m): “La m sugiere palabras que hacen resonar un eco singular en la literatura y en la vida, como madre y música, mar, melancolía, memoria, mestizaje, mito o muerte”.
– Carme Riera (Silla n): “La n, a pesar de pertenecer a dos mundos o quizá por eso mismo, es una letra de apariencia humilde, una letra que al contrario de la inmensa mayoría de sus hermanas, se sienta en la realidad del abecedario y pone los dos pies (n) en el suelo con una firmeza y una dignidad verdaderamente humanas que ya quisieran para sí muchas otras”.
– Antonio Mingote (Silla r): "Esta r, símbolo de la frivolidad y la inconsecuencia, tiene una hermana gemela que a veces la acompaña, y entonces resulta arrebatadoramente, irresistiblemente, irremediablemente enérgica y vibrante. Lo que los técnicos llaman vibrante múltiple, y muy vibrante tiene que ser para que la llamen múltiple siendo solamente doble".
– Antonio Muñoz Molina (Silla u): "La letra es pequeña, pero eso no hace que el sillón sea menos labrado e imponente, y uno se acomoda en su concavidad de una manera muy satisfactoria, y además sin el exceso de empaque que tienen otras letras, como la hache mayúscula o la ene mayúscula, que son casi como frontispicios de monumentos".
Este peculiar libro termina con el testimonio del granadino Francisco Ayala, para quien fue "una ironía amable y zumbona" ocupar la Silla Z porque, como le sucede a muchos andaluces y canarios, la pronunciaba de forma seseante. Dejó de preocuparse cuando la RAE consideró correcta esa pronunciación.
Nadie mejor que Manuel Seco (Silla A) para concluir esta entrada: “Las letras son las manos y los pies de nuestros mensajes escritos. Sin ellas no existiría nuestra cultura”.
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