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Acabo de recibir un gratificante correo de WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza) en el que me comunican que La Corte Internacional de Justicia (CIJ) ha ordenado a Japón que suspenda la caza de ballenas en la Antártida, al considerar que esa actividad no se realiza con fines científicos como asegura ese país. Japón deberá cesar de forma inmediata todas sus actividades de caza de ballenas dentro de su actual programa científico JARPA II.
Australia demandó a Japón ante la Corte Internacional de Justicia en mayo del año 2010 argumentando que sus actividades de caza tenían un fin comercial. La demanda australiana usó como base las normativas de la caza de ballena firmadas para la conservación de esos animales.
El juez Peter Tomka durante la lectura de la decisión ha sido contundente: ”Japón debe revocar cualquier autorización, permiso o licencia existente concedida en relación al programa JARPA II, y abstenerse de conceder nuevos permisos para el mantenimiento de dicho programa”.
La decisión del tribunal es vinculante, no puede ser apelada y obligará al gobierno japonés a detener la caza de ballenas en el Océano Antártico.
Aimée Leslie, Directora de cetáceos y tortugas marinas en WWF Internacional ha declarado: “La decisión del Tribunal permitirá que finalmente se cumpla el objetivo de crear el Santuario del Océano Antártico. La protección de las ballenas en el Océano Antártico es esencial para mantener las poblaciones de ballenas en todo el mundo".
La caza comercial de ballenas fue prohibida en todo el mundo en el año 1986. El océano que rodea la Antártida fue declarado santuario de ballenas ocho años más tarde. Sin embargo, a pesar de estas protecciones, Japón ha cazado más de 10.000 ballenas en el Océano Antártico desde que se puso en marcha la moratoria.
Pienso que estos bárbaros deberían aprender de estos fascinantes animales: machos y hembras que en la manada ayudan a cuidar de los jóvenes, excelentes padres con sus crías y solidarios cuando la madre biológica no produce leche o muere porque otra hembra suplanta su papel para asegurar la supervivencia de la cría.
¿Cómo pueden intentar masacrar a una de las criaturas más sorprendentes que viven en nuestro planeta?
Australia demandó a Japón ante la Corte Internacional de Justicia en mayo del año 2010 argumentando que sus actividades de caza tenían un fin comercial. La demanda australiana usó como base las normativas de la caza de ballena firmadas para la conservación de esos animales.
El juez Peter Tomka durante la lectura de la decisión ha sido contundente: ”Japón debe revocar cualquier autorización, permiso o licencia existente concedida en relación al programa JARPA II, y abstenerse de conceder nuevos permisos para el mantenimiento de dicho programa”.
La decisión del tribunal es vinculante, no puede ser apelada y obligará al gobierno japonés a detener la caza de ballenas en el Océano Antártico.
Aimée Leslie, Directora de cetáceos y tortugas marinas en WWF Internacional ha declarado: “La decisión del Tribunal permitirá que finalmente se cumpla el objetivo de crear el Santuario del Océano Antártico. La protección de las ballenas en el Océano Antártico es esencial para mantener las poblaciones de ballenas en todo el mundo".
La caza comercial de ballenas fue prohibida en todo el mundo en el año 1986. El océano que rodea la Antártida fue declarado santuario de ballenas ocho años más tarde. Sin embargo, a pesar de estas protecciones, Japón ha cazado más de 10.000 ballenas en el Océano Antártico desde que se puso en marcha la moratoria.
Pienso que estos bárbaros deberían aprender de estos fascinantes animales: machos y hembras que en la manada ayudan a cuidar de los jóvenes, excelentes padres con sus crías y solidarios cuando la madre biológica no produce leche o muere porque otra hembra suplanta su papel para asegurar la supervivencia de la cría.
¿Cómo pueden intentar masacrar a una de las criaturas más sorprendentes que viven en nuestro planeta?
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