6/6/14

Los patios del Palacio de Viana

Palacio de Viana  Patio de las Rejas  Patio de Recibo
El alma de Córdoba está en sus patios que surgen espontáneos y libres en todos los barrios. Situado en el centro histórico de la ciudad, en el barrio de Santa Marina, se encuentra El Palacio de Viana, edificio que data del siglo XIV con una superficie de 6.500 metros cuadrados de la cual 4.000 están ocupados por doce patios que han sido siempre los protagonistas de este edificio.

Iniciamos el recorrido:

El patio de Recibo es el actual punto de acceso al palacio. De estilo renacentista estaba destinado a impresionar a los visitantes y a señalar el estatus de los dueños del palacio. Es el más señorial de todos, carácter que acentúa el pórtico que lo recorre por sus cuatro lados.

– Se comunica con el patio del Archivo, el más interior del palacio que data del siglo XVIII. Es sencillo y tranquilo, asomándose a sus paredes encaladas las estancias que acogieron originalmente el valioso archivo histórico del palacio.

El patio de la Capilla, llamado así porque junto a él estuvo antaño la capilla de la casa. Es un patio recogido y umbroso por las copas de sus naranjos y limoneros que forman una bóveda vegetal.

El Patio de los Gatos de origen medieval debe su nombre a la enorme cantidad de gatos que merodeaban por él, se considera el patio vecinal documentado más antiguo de Córdoba. Era un patio popular y de servicio, al lado de las cocinas. Hay a su salida un pozo con un brocal árabe y una ventanita desde donde se divisan el patio de los Naranjos y el patio de las Rejas.

El patio de los Naranjos data del siglo XV y fue la antigua puerta de entrada al palacio. Seis naranjos centenarios rodean su fuente subrayando sus reminiscencias árabes con el protagonismo del agua y su ambiente intimista.

El patio de las Rejas del siglo XVII se abre en su fachada sur con tres rejas manieristas que dieron el nombre a la calle dónde miran y por donde se permitía ver el interior para exhibir el poder de sus propietarios, es el llamado icono de Viana.

El Patio de la Madama del XVIII es clásico y muy íntimo. Una escultura femenina derrama el agua en la fuente. La arquitectura vegetal de cipreses recortados que enmarca el surtidor recuerda a los jardines franceses.

El patio de la Cancela recibe su nombre de la cancela que se abre a la Plaza de Don Gome y que permite contemplarlo desde fuera. En el centro de su pavimento enchinado hay un surtidor muy singular: su taza barroca es una antigua pila bautismal procedente de la iglesia parroquial de Almodóvar.

– Los patios de trabajo para el uso de los sirvientes eran el Patio de los Jardineros (un auténtico jardín vertical), el Patio de la Alberca y el Patio del Pozo.

El patio del Pozo de principios del siglo XIX gira en torno al sencillo e histórico pozo, cuyo origen parece ser romano. Toma sus aguas del arroyo Colodro, que fluye subterráneamente, y de él se obtiene el caudal suficiente para regar todos los patios de Viana.

El patio de las Columnas es el más reciente del palacio. Fue construido en los años ochenta para dotar a Viana de un espacio para eventos y celebraciones cuando el conjunto se abrió al público.

El frondoso Jardín del Palacio se construyó en el siglo XVIII siguiendo la moda de los nobles de su época. Entre sus callejones de boj destaca una encina de más de 25 metros de altura.

El patio de Recibo sirvió de inspiración al poeta cordobés Vicente Núñez en su poema:

Meditación en Viana

Todo cuanto es memoria o lejanía
-añicos de la luz y la palabra-
conversa aquí, en la estricta
y noble certidumbre de este patio,
donde el rosal y la palmera acatan
el patrimonio y vuelo de los arcos.

Nada es ya igual al tiempo
en que el amor obtuvo sus botones
de púrpura y, no obstante,
todo el recinto palaciego apuesta
al riesgo del amante que es devuelto
a la proeza y magia de sus días.

Cinco siglos de historia armonizan los patios del palacio de Viana, una delicia para los sentidos que merece la pena visitar.

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