2/9/11

Antonio López: un artista especial

pintor Antonio López
fotografía
A Antonio López lo conozco desde hace mucho tiempo y siempre me ha sorprendido su naturalidad, su sencillez y su amabilidad. Su Exposición en el Museo Thyssen de Madrid (del 28 de junio al 25 de septiembre) me impulsó a hacer esta entrada.

Su mundo se limita a España, sobre todo Tomelloso y Madrid; salvo cuando tiene que acudir a exposiciones como las de Nueva York en la Staempfli Gallery en 1965 y 1968,  y  en la Marlborough Gallery en 1986; la de Turín en la Galleria Galatea en 1972 o en Paris en la Galerie Claude Bernard en 1986, entre otras.

Nació el 6 de enero de 1936 en Tomelloso (Ciudad Real) y desde pequeño le encantaba el dibujo. La influencia de su tío, el pintor Antonio López Torres  le determinó a dedicarse a la pintura: “Soy pintor gracias a mi tío” ha declarado en varias ocasiones.

En 1949 se trasladó a Madrid para preparar su ingreso en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en la que permaneció desde 1950 hasta 1955, y donde  años más tarde fue profesor encargado de la Cátedra de Preparatorio de Colorido.

En 1992 el director de cine Víctor Erice filmó El sol del membrillo en el que se recoge el proceso creativo de Antonio, su minuciosidad y su paciencia, mientras pinta un membrillero del patio de su casa en Madrid.

Está casado con la pintora María Moreno desde 1961 y tiene dos hijas: María (1962) y Carmen (1965).

Su pintor favorito es Velázquez del que opina:

"Es el resumen del pensamiento y de toda la conquista del conocimiento de la pintura, en sus cuadros notas que el pintor estaba absolutamente inflamado de pasión por aquello que tenía delante".

"La relación con Velázquez es la relación con la vida, que a veces no facilita las cosas. Está y no me recibe. Me resulta muy sorprendente, porque es algo que no me ocurre con otros pintores. Siempre que estoy ante su obra encuentro algo nuevo. Unas veces te da las claves, y la comunicación es fácil porque es alguien que nunca abusa ni usa su evidente superioridad. En eso, para mí es un perfecto ejemplo ético".

Podemos conocer su concepción del arte a través de diversas entrevistas realizadas durante su vida:

"El arte español tiene una mirada descarnada. Trabaja a partir de la observación de la realidad y eso crea un arte limitado pero muy hondo en sentimientos".

"Una obra nunca se acaba, sino que se llega al límite de las propias posibilidades".

"Creo que en el ser humano hay algo muy misterioso que tiene que ver con el espíritu, por eso hace arte. Lo artístico y lo espiritual nace de las buenas personas, de su parte noble y su sed de conocimiento. La religión, aunque después se corrompa, nace de un impulso elevado, amoroso, admirativo del misterio del mundo y su belleza".

"El arte no se explica, tan sólo basta un espectador con sensibilidad".

"Llevo pintando desde los 13 años, ahora trabajo con mucha ilusión y siento con más profundidad que antes. Es como si en las pocas energías que me quedan se concentrara toda mi capacidad de pasión. La pintura es curiosidad y cultura, y eso no acaba nunca. Trato de armonizar la presión, para que no me perturbe, y la libertad para no perderla nunca".

"Busco el placer de hacer un cuadro. Me resulta difícil explicar qué busco. Mi pintura es muy poco programática. Vuelco lo que siento y siento una gran necesidad de comunicarme, de compartir y de estar con la gente. El arte, como el baile o la palabra, es algo natural y hermoso, que nos ayuda a expresar nuestra experiencia. No creo que sienta más que otras personas, pero tal vez tenga la posibilidad de verter en la pintura mis sentimientos".

"El siglo XX ha aportado lo más importante, la posibilidad de una obra individual. Es un ejercicio de libertad consciente que antes no existía. Se han incorporado nuevos espacios para adecuarse a lo que el hombre siente en cada momento".

"Pienso que en el arte, no hay cabida para el progreso. Es un mundo de sentimientos y ahí no cabe avanzar. El arte siempre ha sido la expresión del misterio del mundo. El valor del espacio conquistado es la expresión de los sentimientos profundos, que nunca cambian. Ahí radica la veracidad del arte".

"Soy más libre que cuando era joven. Me ha costado mucho llegar a algo parecido a la estima por la vida y por mí mismo. El camino ha sido complicado. Hacerme a mí mismo ha sido doloroso".

Aunque se le considera el pintor español vivo más importante y con las cotizaciones más elevadas, a él no le abruman estas consideraciones: “Lo del dinero se puede comprobar pero la importancia o el valor artístico no es computable. Está muy bien que la gente te estime, que te quiera, que signifiques algo para ella, eso sí que tiene un inestimable valor. Hay un morbo provinciano y cateto en hablar de precios. Lo vivo como un vicio indigno e insano que hace que se pierda la emoción por el arte en sí mismo. Me da mucha pena ver gente que entra a una exposición y se interesa antes por el dinero que por lo que tiene delante”.

En 1985 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, en 2006 el Premio Velázquez de Artes Plásticas y en 2010 la Medalla de Oro de la ciudad de Madrid.

Este es Antonio López, un artista que con 75 años ama el silencio cada vez más, detesta la vulgaridad, no le gusta viajar, no le preocupa cómo pasará a la posteridad y tiene la misma ilusión por seguir pintando que cuando empezaba.

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