Mojácar Playa Indalo |
Uno de mis pueblos costeros preferidos en España es Mojácar de la provincia de Almería.
La primera vez que lo visité me quede fascinada al mirarlo. Parecía una escultura de casitas blancas con su pedestal de rocas.
Cuando llegamos al pueblo el encanto aumentó. Recorrimos las estrechas calles ornadas con flores en las ventanas y balcones de las casas, que resaltaban su belleza con el fondo blanco de las fachadas y el azul del cielo.
Entonces no había tanto turismo. Sus habitantes te miraban descaradamente, pero sin pretender ofender. Era sencillamente curiosidad y en sus rostros se vislumbraba cordialidad y agradecimiento por visitarlos.
Por todos sitios encontrábamos la figura del Indalo, desconocíamos su significado, pero lo intuíamos. Nos explicaron que era como su ángel de la guarda, les protegía de cualquier peligro lo llamaban “muñequillo mojaquero” y, por supuesto, compramos varios en las pequeñas tiendas que había. No estaban vigiladas, sus dueños confiaban en la honradez del visitante y sólo se acercaban si les pedías información sobre algo que querías y no encontrabas.
La playa era como una cala, estábamos solos aunque parezca increíble. Con muy pocas sombrillas de paja y hamacas muy sencillas. Una gozada.
Hace bastantes años de estos viajes y espero que cuando vuelva no haya cambiado demasiado.
Os dejo un vídeo que he realizado basándome en mis recuerdos. Espero que os guste.
La primera vez que lo visité me quede fascinada al mirarlo. Parecía una escultura de casitas blancas con su pedestal de rocas.
Cuando llegamos al pueblo el encanto aumentó. Recorrimos las estrechas calles ornadas con flores en las ventanas y balcones de las casas, que resaltaban su belleza con el fondo blanco de las fachadas y el azul del cielo.
Entonces no había tanto turismo. Sus habitantes te miraban descaradamente, pero sin pretender ofender. Era sencillamente curiosidad y en sus rostros se vislumbraba cordialidad y agradecimiento por visitarlos.
Por todos sitios encontrábamos la figura del Indalo, desconocíamos su significado, pero lo intuíamos. Nos explicaron que era como su ángel de la guarda, les protegía de cualquier peligro lo llamaban “muñequillo mojaquero” y, por supuesto, compramos varios en las pequeñas tiendas que había. No estaban vigiladas, sus dueños confiaban en la honradez del visitante y sólo se acercaban si les pedías información sobre algo que querías y no encontrabas.
La playa era como una cala, estábamos solos aunque parezca increíble. Con muy pocas sombrillas de paja y hamacas muy sencillas. Una gozada.
Hace bastantes años de estos viajes y espero que cuando vuelva no haya cambiado demasiado.
Os dejo un vídeo que he realizado basándome en mis recuerdos. Espero que os guste.
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